Minibar, algunas curiosidades sobre ese tentador compañero de habitación
La evolución del minibar, ese electrodoméstico integrado en las habitaciones de hoteles de cuatro y cinco estrellas desde hace 60 años, despierta adeptos y detractores, pero lo cierto es que existe por normativa y constituye un valor añadido para el cliente. Cuidar hasta el mínimo detalle en un hotel es fundamental, algo que se extiende también a otros dispositivos, como teteras y cafeteras, para que el bienestar del huésped esté siempre garantizado.
Cualquier noche de hotel puede convertirse en una experiencia en sí. Por ello, los establecimientos son cada vez más conscientes de la necesidad de involucrarse en la vida de sus clientes para que se sientan, más que nunca, como en casa.
A todo ello contribuye el silencio, la buena gastronomía, la atención personalizada, la decoración, la comodidad y, cómo no, un protagonista discreto pero irremplazable, un clásico de los hoteles que permanece en las habitaciones de forma indiscutible: el minibar.
Algunos le tienen “respeto” por su afamado alto precio y no se atreven ni a acercarse; otros le profesan cierta “curiosidad” y, aunque abren la puerta, prefieren no tocar nada, y el resto no pueden resistir la tentación de calmar su sed con solo alargar la mano o darse el antojo nocturno de una chocolatina, por ejemplo.
60 años de vida
El primer hotel en incorporarlo fue el Madison de Washington en los años 60. Se instaló el minibar y fue considerado una innovación y un servicio increíble al alcance solo de los sitios más lujosos. En un principio, este cajón “de los secretos” solo contenía comida, pero a partir de los años 70 se le añadieron las bebidas alcohólicas. El primer hotel en hacerlo fue el Hong Kong Hilton, y desde entonces, las posibilidades del minibar son casi infinitas: batidos, refrescos, combinados, chocolatinas, frutos secos, snacks o incluso sándwiches, aparecen en su carta.
Por norma
Pese a que nos creamos que son un timo para el cliente, lo cierto es que ni suponen tan altísimo nivel de ingresos para los establecimientos hoteleros ni están por su voluntad. La normativa exige que haya un minibar en cada habitación de los hoteles de cuatro y cinco estrellas. De hecho, en muchos hoteles resulta un servicio deficitario que, sin embargo, hay que garantizar. Además de la compra del electrodoméstico, está el mantenimiento y el control para reponer los artículos.
Conflictos con el pago
Los trucos de los clientes para evitar pagar sus encuentros con el minibar pasan desde hasta rellenar con agua las botellas de alcohol hasta negar que han consumido nada cuando realizan el check out. “Algunas cadenas emplean un sistema más avanzado y tecnológico, como los sensores de movimiento para monitorizar el consumo. De esta forma, el cargo se añade directamente a la cuenta del cliente.
Más infusiones que alcohol
En un principio, la comodidad que suponía para el cliente contar con un frigorífico en el que preparar una copa en sus momentos de descanso era vital. Pero ahora, los clientes de Hoteles Center, por ejemplo, confiesan estar más que contentos con el servicio disponible en las habitaciones de cafetera e infusiones y asocian el té o el café a los momentos de relax que al alcohol.
En definitiva, a pesar de que puede parecer caro, el minibar ofrece un servicio cómodo, rápido y variado. El cliente puede encontrar lo que necesita en su habitación de hotel después de un día de reuniones de trabajo fuera de casa. Y eso también tiene un precio.